viernes, 7 de octubre de 2011

La muchacha de mirada clara… la que salió en los diarios… la Galle…


Nos recibe en el Centro Universitario Ezeiza (CUE), y nos enseña a “caminar” por el mundo de penitencias de las penitenciarías a varias educadoras y educadores que compartimos los aprendizajes sobre lo que creíamos saber de la vida, hasta que llegamos al lado oscuro del mundo.

La Galle es la compañera que estando presa hace más de nueve años, da fuerza a quienes la visitamos solidariamente... creyendo que para darle fuerza.

Para ella la solidaridad es un modo de vivir. Lo aprendió de sus viejos desde chiquita, recorriendo junto a ellos las villas de miseria para organizar, alfabetizar, resistir.

De Rocco, su papá desaparecido, guarda la mirada clara, y la mezcla de dureza y de ternura con la que nos recibe cada semana. De Hilda, la mamá que afrontó el exilio, la desaparición de su compañero, la crianza de sus hijos, y ahora la lucha por la libertad de Karina, retoma la entereza, la dignidad, el no olvidarse de quién es y por qué es su lucha. De aquella generación de los y las 30.000, recupera y proyecta su fuego.

La Galle es la mujer que habla con las mujeres -muchas jóvenes- que llegan asustadas a la cárcel, y les da pistas para enfrentarse a la tumba, para no morir en vida, para no matarse, para desafiar al poder con el cuerpo, con los sentimientos, con los sueños, con el estudio, con la creación artística. Organiza las listas con los nombres de las presas que no tienen quien las visite o les alcance ayuda, y las distribuye para que se les envíen paquetes de ropa, o de lo que sea necesario para sobrevivir en el infierno. Elabora con sus compañeras del CUE la revista Oasis, para la comunicación de toda la población.

La Galle es la amiga que te acompaña, se preocupa por tu vida, por la de tu familia, por la de los compañeros y compañeras que están lejos. La que está siempre ahí para dar una mano… o las dos.

La Galle es la estudiante de la carrera de Sociología y de la carrera de Letras, que prepara sus exámenes con esmero, que debate con los profes los contenidos de cada materia, y que organiza actividades desde el CUE para las mujeres que no están en la universidad.

La Galle es la mujer libertaria a la que nunca encontrás, aunque se suponga que está siempre en el mismo lugar. Porque ella tiene muchas maneras de escaparse del encierro, tendiendo trampas a la burocracia carcelaria. Puede estar pintando con colores tropicales una selva lejana. Puede estar escribiendo para alguien que habita del otro lado del océano. Puede estar comunicándose con algún compañero o compañera prisionero en rincones olvidados. Puede estar muy solita con ella misma tratando de jugar a las escondidas con el panóptico.



La muchacha de mirada clara….

La Galle apuesta a la libertad. Su suerte depende de algunos jueces y juezas que se preocupan poco de las personas a quienes condenan o absuelven con sus decisiones. Algunos jueces y juezas que cuando tuvieron en sus manos la posibilidad de otorgarle salidas transitorias, las negaron sin dar explicaciones. Jueces como Mitchell, responsable de la entrega en adopción de hijos de desaparecidos. Y algunos jueces y juezas –supremos- que dicen que “lo primero es la ley”. Se refieren a estas leyes burguesas, patriarcales, coloniales, que parecen ser el lugar de tranquilidad para sus conciencias de administradores del “orden” del capital. Estas leyes que poco tienen que ver con la justicia.

La Galle apuesta a la libertad. Sin embargo, parece ser rehén de un sistema político que vuelve descartables a las personas que sobran en sus mesas de buenos modales. Una democracia zaparrastrosa que tiene a las urnas como altares, y predica que en las elecciones se resume el voto y el veto de los derechos posibles de ser ejercidos.

La Galle apuesta a la libertad. Pero no es una apuesta individual. La libertad siempre tiene un tono colectivo. Por eso Karina pasa largas horas hablando, explicando, dialogando, con organizaciones que se dicen defensoras de los derechos humanos, con movimientos políticos y sociales que se dicen “de liberación”, y que sin embargo no se “plantan” con la exigencia de la libertad de los presos políticos de este tiempo. Sus charlas no se limitan a explicar su situación personal. Habla de los compañeros y de la compañera que fueron detenidos con ella en Brasil. Habla de otros presos políticos en Argentina o en América Latina. Y habla también de la criminalización de la pobreza, que lleva a la super población de las cárceles en todo el mundo. Denuncia que el sistema penitenciario sigue militarizado. Que el 83 no llegó todavía al interior de las cárceles argentinas.



La muchacha de mirada clara…

.. podría estar en libertad, si la actual presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, rescatara de sus tiempos de ex guerrillera aquel compromiso solidario con quienes entregan su vida para lograr una vida mejor para todos y todas… o si simplemente cuidara que los derechos humanos puedan efectivizarse sin la plusvalía revanchista de un poder judicial hecho para defender la propiedad privada y las súper ganancias capitalistas como valor principal.



Lo cierto es que la Galle, la muchacha de mirada clara y corazón valiente, tiene una posibilidad de salir en libertad condicional en noviembre, si la Corte Suprema falla positivamente ante el pedido de que se respeten los tiempos de ejecución de la pena fijados en Brasil. Es una posibilidad, casi la única en términos “realistas”, para que la compa recupere, aunque sea condicionalmente, su libertad.

No hay mucho tiempo entonces. La campaña tiene que ganar la calle, para que la Galle logre su libertad. Y ésta es una responsabilidad tuya. Es una responsabilidad nuestra. Es un desafío a nuestra imaginación, a nuestro activismo, a nuestra capacidad de convencer, de crear y de movilizar.



“La Galle a la calle”.

La libertad de Karina Germano no es la única causa por la que luchamos. Luchamos por todas las libertades. (Pero no vale luchar por todas las libertades, y olvidarnos de la libertad de la Galle). Es una batalla concreta, con tiempos, con territorios, con espacios en los que algunos colectivos estamos movilizándonos.

Tal vez podamos ponernos de acuerdo las diferentes organizaciones y personas solidarias en ese esfuerzo… sin cálculos miserables. Tal vez logremos ser –como canta Silvio Rodríguez- un “tilín mejores”, y proponernos abrir las puertas chirriantes de la prisión, para que la muchacha de mirada clara tenga un tiempo de vida sin requisas ni rejas… para que su manera de ser solidaria pueda volar en libertad… para que se tome un vino en un asado con los amigos y amigas que le siguen apostando a cambiar al mundo y no se dejan cambiar por el mundo… para que escuche a cualquier hora de la noche su música punk, y para que marche con nosotras y nosotros en las movilizaciones por los 30000, por Rocco, por Julio López... Tendremos entonces muchas batallas duras por delante, pero las daremos, seguramente, con otra alegría, con otra fuerza, con otra convicción. Sabiendo que al sistema le vamos a pelear cada compañero/a que es tomado como venganza del poder.

“La Galle a la calle”.

Luchamos por ella, y por los compas detenidos junto a ella en Brasil: Mauricio Hernandez Norambuena, Alfredo Canales Moreno, Marco Rodríguez Ortega, Marta Urrego Mejía, William Gaona Becerra.

Cuando el 22 de agosto hagamos nuestros públicos e íntimos homenajes a los caídos y caídas en Trelew, recordemos que esa acción conjunta de las diferentes organizaciones revolucionarias de su tiempo, nos dejó un mandato: la lucha por la libertad de cada compañera y compañero es un compromiso irrenunciable, impostergable, innegociable.

La memoria no tiene dobleces. En los pliegos de la memoria que no se nombran, están los muchos renunciamientos. Tal vez sea la hora de estirar ese telar para que podamos ver todas sus hebras, toda la trama, y tejer colectivamente el gesto de la libertad.

La Galle a la calle. El tiempo es ahora.



Claudia Korol. 14 de agosto, 2011


www.lagallealacalle.blogspot.com